jueves, 19 de abril de 2012

Te quiero.

Dos palabras tan simples... y a la vez tan complicadas. Dos palabras que lo dicen todo... y a la vez no dicen nada. ¿Qué expresan realmente? ¿Un sentimiento? ¿Un estado de ánimo? ¿Una ilusión? No tiene definición posible, porque esas dos palabras van ligadas al amor, y nadie sabe por qué todo se vuelve indescriptible cuando se ama, cuando sientes algo infinito y aparece la necesidad de decir “Te quiero”. Sé que cuesta demasiado entender por qué esos dos segundos en los que tarda en salir esa frase por tus labios, enviadas desde el corazón, pueden cambiar tu vida por completo. ¿De verdad es posible? ¿Qué tienen? ¿Qué esconden? ¿Por qué pueden hacer feliz a la persona más pequeñita del mundo, o incluso a la más grande? Sólo puedo afirmar que son palabras plenas, palabras que expresan un significado tan puro y hermoso que te llevan a la felicidad absoluta y celestial. Pueden dibujar sonrisas, alterar corazones, acelerar respiraciones, encender la pasión, hacer arder la locura... Simple y sencillamente, un “Te quiero”, cuando viene desde el alma, puede mover el mundo con un mínimo suspiro, y hacer que la vida sea enteramente perfecta.

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